¿Y si las historias para niños fueran de lectura obligatoria para los adultos? ¿Seríamos realmente capaces de aprender lo que, desde hace tanto tiempo, venimos enseñando?
José Saramago

viernes, 13 de mayo de 2011

4º A ESCUCHA LA BIOGRAFIA RESUMIDA DE OSVALDO SORIANO







OSVALDO SORIANO Y SUS GATOS

Osvaldo Soriano amó siempre a los gatos.
Él mismo dice: “El día que nací, había un gato esperando al otro lado de la puerta”.
Nació en Mar del Plata, el 6 de enero de 1943.
De adolescente empezó a escribir sus primeros cuentos y muy pronto lo contrataron como periodista en el diario El eco de Tandil.
En 1973 publicó su primera novela Triste, solitario y final, en la que recreó la historia del Gordo y el Flaco.
Cuando la dictadura militar se apoderó del gobierno, en 1976, Soriano abandonó el país y se instaló en Bruselas.
“El negro Vení fue el gato que me acompañó en el exilio”, contó luego el autor.
Luego se trasladó a París y en esa ciudad conoció a una chica, pero era alérgica a los gatos y al poco tiempo se alejó de ella.
En París, Soriano se hizo amigo de Julio Cortázar, uno de los más importantes escritores argentinos.
“Julio tenía una gata llamada Franelle, franela en francés. Yo solía cuidársela cuando él y Carol se iban del país. Andaba por mi departamento jugando con mi gato.
En París produjo algunas de sus novelas.
“Hubo en ese tiempo, un gato llamado Peteco que me sacó de muchos apuros en los días en que escribía “A sus plantas rendido un león”.
Y años después, mientras escribía El ojo de la patria, en un quinto piso inaccesible de París, se me apareció un gato equilibrista caminando por la canaleta del desagüe.Para sentirme más seguro de mí mismo puse un gato negro al comienzo y uno colorado al final de Una sombra ya pronto serás.
Un escritor sin gato es como un ciego sin lazarillo.
En 1983, los militares debieron abandonar el gobierno y posteriormente se los juzgó por los crímenes que habían cometido. Un año después, Osvaldo regresó a Buenos Aires junto a su esposa, una francesa a quien había conocido en París llamada Catherine. El gato Vení viajó con ellos y murió en Buenos Aires.
Soriano dice:
“Para decirlo mal y pronto: hay gatos en todas mis novelas. Soy uno de ellos, perezoso y distante. Ahora mismo, una de mis gatas se lava las manos acostada sobre el teclado de la computadora y tengo que apartarla con suavidad para seguir escribiendo.
Todos los escritores con corazón se han ganado un gato que los sigue y los protege”.
En 1992 nació Manuel, su único hijo.
“Cuando yo era chico mi gato Pulqui era mono, león, pirata y bandolero. Yo lo acechaba entre las plantas del jardín y me le tiraba encima con el cuchillo de madera entre los dientes. Ahora mi hijo combate contra la gata Virgula que le devuelve los golpes. Son arañazos de mentira, en un revoltijo de sillas volteadas y malvones floridos. Las suyas, como las mías antes, son fantasías de selvas y mares, de castillos y mosqueteros. Esos años felices e irrecuperables en los que uno aprende, si aprende algo, que los gatos nos traen a domicilio el misterio de la creación”.
Osvaldo Soriano contrajo una grave enfermedad y murió en Buenos Aires el 29 de enero de 1997.

1 comentario:

  1. ¡Felicito a las Bibliotecarias! por la publicación de esta biografía sobre Osvaldo Soriano, y su vinculación con los gatos, fabulosos animalitos de extraordinarias cualidades.

    Beatriz Puleio
    M.B. Esc. Nº 9 D.E. 4º

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